El genial Nikola Tesla era también conocido por sus excentricidades, como utilizar
 habitaciones de hotel cuyo número fuera divisible por 3, limpiar sus 
platos con 18 servilletas, o dar 3 vueltas alrededor de un bloque antes 
de entrar a un edificio, pero nadie conoce a ciencia cierta la oculta razón de estos comportamientos.
Tesla estaba obsesionado con los números 3, 6 y 9, pero esto no era caprichoso. Él comprendía un hecho fundamental, desconocido por muchos, que es el lenguaje universal de las matemáticas; una ciencia descubierta por el hombre, no inventada por él. Tesla
 tenía en cuenta los patrones numéricos que ocurren en el Universo, como
 en las formaciones estelares, el desarrollo de las células 
embrionarias, y muchos otros que algunos llaman “El Plan de Dios”. De 
hecho, una de sus frases más famosas asegura que “si supieras la 
magnificencia de los números tres, seis y nueve, tendrías una llave al 
universo”.
Existe un sistema fundamental al que la naturaleza parece responder: “Las Potencias del Sistema Binario”,
 en donde el patrón comienza desde uno y continúa duplicando los 
números. Así se desarrollan células y embriones, por ejemplo, siguiendo 
el siguiente patrón: 1, 2, 4, 8, 16, 32, 64, 128, 256, etc.
El científico Marko Rodin descubrió que en el patrón denominado Vortex Math existe
 un patrón que se repite: 1, 2, 4, 8, 7, 5, 1, 2, 4, 8, 7, 5, 1, 2, 4, y
 así hasta el infinito. Aquí, los números 3,6 y 9 no existen y, según 
Rodin, esto obedece a que estos números representan un vector de la 
tercera a la cuarta dimensión, lo que denomina “campo de flujo”.
 Este campo es una energía dimensional superior, con influencia sobre el
 circuito energético de los otros seis números. Yendo aún más lejos, 
Randy Powell, un estudiante de Marko Rodin, asegura que ésta es la clave secreta para la energía libre, lo que Tesla investigó hasta los últimos días de vida.



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