Uno de los hechos más escalofriantes que se han conocido en el mundo de lo sobrenatural, es la historia de las extrañas caras que se podían apreciar dentro de una casa ubicada en un pueblo de España llamado Bélmez de Moraleda, ubicado al norte de Andalucía.
Durante un día de agosto del año 1971, una señora que estaba preparando la comida para su familia, se percató de que en el suelo de su casa se podía apreciar la figura de un rostro que se había fijado de manera extraña sobre el piso.
Inicialmente, ella pensó que se trataba de una alucinación suya, pero a medida que miraba con mayor detenimiento un escalofrío recorría todo su cuerpo, lo cual hizo que invitara a sus vecinos para que comprobaran el hecho y le demostraran que no eran alucinaciones.
Pero el miedo se transformó en pánico al constatar que varios rostros más aparecían sobre el suelo de su hogar, sin que se tuviera explicación lógica alguna de lo que ocurría, lo que la llevó a intentar borrarlas con una limpieza profunda con detergente.
Las caras desaparecieron pero luego volvían a aparecer en otros lugares de la casa, hasta que finalmente, y cansada de esta situación, la mujer decidió cambiar todo el piso para de una vez dar solución a este extraño suceso.
Sin embargo, ni bien se había colocada la nueva superficie, los rostros comenzaron a reaparecer, lo cual hizo que su hogar fuera asaltado por una multitud de curiosos que deseaban comprobar este hecho sobrenatural.
Acude a las autoridades de la ciudad, así como a científicos y parapsicólogos, los cuales deciden destruir nuevamente el piso de la cocina para construir sobre él otro nuevo y, además, coinciden en cerrar la casa durante algunos meses. Pero al ser reabierta, descubren con pavor la aparición de diecisiete nuevos rostros en el suelo.
Al tratar de buscar una explicación en el mismo terreno, optan por realizar una excavación de unos tres metros bajo tierra, para descubrir luego, que la casa había sido construida sobre un viejo cementerio del siglo XIII, en donde yacían huesos de niños decapitados y otras personas que habían sido torturadas durante la guerra civil.
Durante un día de agosto del año 1971, una señora que estaba preparando la comida para su familia, se percató de que en el suelo de su casa se podía apreciar la figura de un rostro que se había fijado de manera extraña sobre el piso.
Inicialmente, ella pensó que se trataba de una alucinación suya, pero a medida que miraba con mayor detenimiento un escalofrío recorría todo su cuerpo, lo cual hizo que invitara a sus vecinos para que comprobaran el hecho y le demostraran que no eran alucinaciones.
Pero el miedo se transformó en pánico al constatar que varios rostros más aparecían sobre el suelo de su hogar, sin que se tuviera explicación lógica alguna de lo que ocurría, lo que la llevó a intentar borrarlas con una limpieza profunda con detergente.
Las caras desaparecieron pero luego volvían a aparecer en otros lugares de la casa, hasta que finalmente, y cansada de esta situación, la mujer decidió cambiar todo el piso para de una vez dar solución a este extraño suceso.
Sin embargo, ni bien se había colocada la nueva superficie, los rostros comenzaron a reaparecer, lo cual hizo que su hogar fuera asaltado por una multitud de curiosos que deseaban comprobar este hecho sobrenatural.
Acude a las autoridades de la ciudad, así como a científicos y parapsicólogos, los cuales deciden destruir nuevamente el piso de la cocina para construir sobre él otro nuevo y, además, coinciden en cerrar la casa durante algunos meses. Pero al ser reabierta, descubren con pavor la aparición de diecisiete nuevos rostros en el suelo.
Al tratar de buscar una explicación en el mismo terreno, optan por realizar una excavación de unos tres metros bajo tierra, para descubrir luego, que la casa había sido construida sobre un viejo cementerio del siglo XIII, en donde yacían huesos de niños decapitados y otras personas que habían sido torturadas durante la guerra civil.
Fuente: Un blog para gente aburrida
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