Marnie-Rae Harvey llora lágrimas de sangre y, a
pesar de haber sido estudiada por hematólogos, neurólogos, ginecólogos e
incluso pediatras, los médicos no saben por qué.
Marnie-Rae acaba de cumplir los 17 años, viven en el centro del Reino Unido, en una localidad llamada Stoke on Trent, y no
puede abandonar su casa, ni siquiera para salir con amigos, porque el
sangrado que padece la obliga a permanecer todos los días prácticamente
encerrada.
"Me quema y cuando cubren mi pupilas, como ocurre usualmente con las lágrimas, no puedo ver", señala la joven. Y no se trata únicamente de sus ojos; el sangrado también afecta sus oídos, nariz, lengua y uñas.
Todo se originó en 2013, cuando repentinamente comenzó a toser con sangre. Los expertos analizaron su caso y aseguraron que no se trataba de nada grave. Sin embargo, dos años más tarde, amaneció con su rostro completamente cubierto de sangre, que procedía de sus ojos.
Los
paramédicos de la ambulancia que debió asistirla no salían de su
estupor; nunca antes habían visto algo así. "Cuando llegamos al hospital
me revisaron los ojos, pero no tenían ninguna anomalía. Había llorado sangre, pero el ojo estaba normal y los resultados del análisis de sangre también", explica Marnie-Rae.
Durante
dos semanas, sus ojos lagrimearon sangre todos los días. "Pero un día,
mientras iba de compras, mis ojos y mis oídos comenzaron a sangrar. Tuve
que llamar una ambulancia otra vez", relata.
Los
exámenes médicos se multiplicaron sin encontrar anomalías que expliquen
el extraño síntoma, que a esta altura se ha transformado en un
verdadero calvario para Marnie-Rae. "El otro día en el hospital había
gente que intentaba tomarme fotos y decían cosas feas sobre mi cara",
contó.
BBC
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