El fenómeno no sucedía desde 1848: un 'milagro' fue atribuido al papa Francisco, luego de que la sangre de San Genaro, patrón de Nápoles, se licuase ante su presencia.
Cuando el papa francisco se encontraba venerando las reliquias de San Genaro, en Nápoles, la sangre coagulada del santo patrono de la ciudad se licuó completamente. Normalmente, esta sangre se encuentra totalmente seca, en el interior de la ampolla de vidrio que la preserva, pero en esta ocasión, cuando el papa besó la reliquia, la sangre comenzó a tornarse líquida.
El cardenal napolitano Crescenzio Sepe no duda en afirmar que el evento constituye un verdadero 'milagro', si se considera que esto no ocurrió con las visitas de anteriores papas, como San Juan Pablo II, o el emérito Benedicto XVI. "Es la señal de que San Genaro ama a Francisco", señaló el cardenal. De hecho, este fenómeno no se daba en presencia de un papa desde 1848.
Luego de que Francisco tomara la reliquia y la sangre medianamente comenzara a licuarse, el papa interpretó que "el santo nos quiere sólo a medias [...] tenemos que convertirnos del todo". No obstante, tan pronto profirió estas palabras, la sangre terminó de licuarse completamente.
Fuente: Vatican Insider
Cuando el papa francisco se encontraba venerando las reliquias de San Genaro, en Nápoles, la sangre coagulada del santo patrono de la ciudad se licuó completamente. Normalmente, esta sangre se encuentra totalmente seca, en el interior de la ampolla de vidrio que la preserva, pero en esta ocasión, cuando el papa besó la reliquia, la sangre comenzó a tornarse líquida.
El cardenal napolitano Crescenzio Sepe no duda en afirmar que el evento constituye un verdadero 'milagro', si se considera que esto no ocurrió con las visitas de anteriores papas, como San Juan Pablo II, o el emérito Benedicto XVI. "Es la señal de que San Genaro ama a Francisco", señaló el cardenal. De hecho, este fenómeno no se daba en presencia de un papa desde 1848.
Luego de que Francisco tomara la reliquia y la sangre medianamente comenzara a licuarse, el papa interpretó que "el santo nos quiere sólo a medias [...] tenemos que convertirnos del todo". No obstante, tan pronto profirió estas palabras, la sangre terminó de licuarse completamente.
Fuente: Vatican Insider
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