La Biblia, en el libro del Génesis (capítulos 6 al 9) nos narra la
extraordinaria historia del diluvio universal y el arca que fue
construida para salvar la raza humana y preservar la creación. Pero,
¿tenemos vestigios de que realmente el arca existió?
Cuando Dios observó la violencia, la maldad y, en definitiva, los
pecados del género humano, decidió borrarlo de la faz de la tierra,
acabar con todo. Y lo haría provocando un gran diluvio cuyas aguas
arrasarían la superficie del planeta. No obstante, reconoció a un hombre
bueno, a un hombre justo: Noé. Él sería el elegido para preservar la
dinastía del hombre.
El creador avisó a Noé de lo que iba a ocurrir, y le dio instrucciones
detalladas de qué debía hacer para salvarse él, su esposa y también a
sus hijos Sem, Cam y Jafet (así como sus respectivas mujeres). Su misión
era construir un arca en la que, además de su familia, introduciría
siete parejas de cada uno de los animales puros y una pareja de los
impuros. Con suficiente alimento para todos.
Las indicaciones fueron precisas: Un barco con forma de casa y un tejado
a dos aguas. Multitud de estancias. 300 codos de eslora, 50 codos de
manga y 30 codos de puntal. Las medidas, aunque de todo punto
insuficientes para la diversidad animal del planeta, sí son adecuadas
para la navegabilidad y los rigores de las aguas bravas. Según las
escrituras, llovió durante 40 días y 40 noches. Después, las aguas
fueron descendiendo en su nivel, y el arca fue a asentarse sobre el
monte Ararat.
El monte Ararat se halla en la actual Turquía, y tiene 5.165 metros. En
1959 un piloto aéreo turco tomó unas fotografías del monte, en las que
parecía vislumbrarse los restos de un barco, algo que corroboraron
expertos como el experto estadounidense en fotogrametría Brandenburger,
posteriormente. Sus dimensiones coincidían, además, con las medidas del
arca descritas en la Biblia.
También el explorador francés Ferdinand Navarra visitó el monte en
varias ocasiones, en los años 50, llegando a encontrar un gran madero
tallado, que debió pertenecer a una enorme estructura más compleja.
Llevó los restos a Francia para ser estudiados.
Estas son algunas de las exploraciones que hicieron soñar al hombre
moderno con la demostración fehaciente de las palabras del Génesis. Se
han sucedido, a lo largo de los años, diversas expediciones, la mayoría
de ellas fracasadas. En otras, no se obtuvieron resultados concluyentes.
No podemos todavía afirmar ni negar la realidad del arca. Es cierto que
existe una anomalía en el monte Ararat, que todavía no ha podido ser
demostrada, confirmada, ni desmentida. No obstante, si el descubrimiento
de una milenaria arca de madera en dicho monte se produjese, lo que
conseguiríamos no sería una respuesta a una pregunta sino,
probablemente, cientos de preguntas sin respuesta.
Fuente: Un blog para gente aburrida
Fuente: Un blog para gente aburrida
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