Corría el año 1900 cuando tuvo lugar el misterioso suceso que a continuación os vamos a relatar. Situémonos primero…
Todo ocurre en las islas escocesas de Flannan, (siete islotes situados
cerca de las islas Hébridas), el día 26 de diciembre de ese año. El
Hesperus, barco de suministro que hacía su ronda habitual, retrasada
unos días a causa del mal tiempo, llega ante el faro de la pequeña isla
de Eilean Mor y atraca. El faro, de casi 24 metros de altura y que sólo
llevaba un año en funcionamiento, siempre lo recibía con la bandera
izada agradeciendo así su llegada. Pero en esta ocasión no fue así.
Entre los ocupantes del barco se encontraba también un tal Moore, uno de
los que habitualmente cuidaban el faro y que se reincorporaba tras unas
pequeñas vacaciones. Moore fue el primero en preocuparse al sentir que
algo no iba bien. Días atrás habían sufrido una terrible tormenta y
desde entonces no se veía la habitual luz del faro. Además la niebla aún
era densa, creando así un ambiente muy inquietante. Temía que algo le
hubiera ocurrido a sus tres compañeros.
A medida que el Hesperus se acercaba, lanzaba señales destinadas a que
fueran contestadas por los fareros, pero ninguna obtuvo respuesta. Ya
estaba claro, algo les había sucedido.
Ya en tierra, y siempre bajo el mando del capitán Helman, unos cuantos
hombres, entre los que se encontraba Moore, se acercaron hasta la puerta
misma del faro. Moore tocó pero nadie contestó. El silencio del lugar
resultaba ensordecedor. Tuvieron que derribar la puerta para poder
entrar en su interior ya que la puerta estaba cerrada con llave…
Allí todo estaba en orden, no había rastro o pista alguna sobre lo que
le había ocurrido a los tres encargados del lugar. Tan sólo el reloj, el
reloj que se había detenido justo a las 9:30 y una silla tirada hacia
atrás, como si el que estuviera sentado se hubiera levantado
precipitadamente.
No tardaron mucho en encontrar el diario del encargado principal, Ducat,
y vieron que había escrito por última vez a las 9:00 horas del día 15
de diciembre. ¿Qué es lo que había ocurrido con los tres fareros?.
Con esa angustiosa incógnita partió de nuevo el Hesperus, dejando el
faro al cuidado de Moore, que siguió recorriendo e investigando tanto en
el interior del faro como por el resto de la isla, incluyendo la casa y
la capilla, ya en ruinas y abandonadas, que se hallaban no muy lejos
del faro. Unos días después la propia Armada Real Británica se presentó
dispuesta a realizar una profunda labor de investigación.
Descubrieron entonces que los equipos especiales para días de tormenta
no estaban, que sólo quedaba el otro de los fareros, Mc Arthur. Además
la enorme y pesada grúa que se hallaba instalada en el embarcadero había
sufrido movimientos violentos, quizás consecuencia de la fuerte
tormenta de días atrás. Por ello las primeras teorías apuntaban a que
alguno de los hombres pudo ser arrastrado por una ola de gran magnitud
que golpeó la costa, probablemente Mc Arthur, y que los demás, Ducat y
Marshal, se ahogaron con él al intentar salvarlo. Pero lo que no se
entendía era que cómo iba a ocurrir un final tan trágico si por todo el
muelle existían salvavidas y sogas a las que agarrarse.
La cuestión es que nunca se encontró rastro alguno de ellos y, por ello,
nunca se ha podido explicar su desaparición. Por cierto, cuentan que
Moore, que siguió cuidando el faro en soledad, enloqueció un año
después… ¿la soledad y la pena acabaron con su equilibrio mental?, ¿o
terminó creyendo lo que decían los habitantes de las islas Hébridas
sobre que la isla estaba encantada y que una terrible criatura marina
había devorado a sus compañeros cuando huían de un espeluznante ser de
otro mundo?.
El faro de la isla de Eilean Mor aún hoy sigue en funcionamiento. Eso
sí, desde 1971 es totalmente automático y en la isla ya no vive nadie…
¿o si?.
Fuente: Un blog para gente aburrida
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