La repentina aparición de un lago en medio de un desierto, en Túnez,
ha divido diametralmente las opiniones entre los pobladores locales, que
lo consideran una verdadera bendición, y los geólogos del país, que
temen por la posible radiactividad de sus aguas.
El enigmático lago fue descubierto por un grupo de pastores, hace
tres semanas, a unos 25 kilómetros de la ciudad de Gafsa. Según el
cálculo de las autoridades locales, posee un volumen aproximado al
millón de metros cúbicos, dispersos en una superficie cercana a la
hectárea, con profundidades que varían entre los 10 y 18 metros.
Desde su hallazgo, al día de hoy, las personas que han acudido a este
verdadero oasis se cuentan por centenas y ya han bautizado al repentino
lago como 'Playa de Gafsa'. A diario pueden observarse familias
bañándose plácidamente y jóvenes ensayando las más alocadas piruetas a
la hora de saltar al agua desde rocas y montículos terrosos. También es
frecuente encontrar aficionados al buceo practicando las primeras
expediciones al fondo lacustre.
"Algunos dicen que es un milagro, mientras que otros lo consideran
una maldición", aseguran los periodistas que han cubierto el evento. Si
bien no existe aún explicación oficial sobre los orígenes del lago,
geólogos locales ya advierten que la actividad sísmica pudo haber
alterado el nivel freático, impulsando el agua hasta la superficie.
Mientras tanto, la Oficina de Seguridad Pública de Gafsa alertó sobre
los posibles peligros relacionados a una supuesta contaminación
radiactiva del agua; los expertos ya se encuentran estudiando su
composición.
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